En esta modalidad, los bailarines utilizan el lenguaje técnico del ballet tradicional, pero sin la rigidez propia del ballet clásico. Los pasos y movimientos adquieren una dimensión más expresiva y libre, con mayor fluidez del torso y las extremidades.

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El neoclásico incorpora líneas estilizadas, transiciones suaves y un enfoque más contemporáneo en la interpretación. Aunque respeta la base técnica del ballet (alineación, puntas, giros y saltos), permite mayor libertad creativa, uso del espacio y exploración musical.

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Las coreografías pueden presentar temática abstracta o narrativa, y el vestuario suele ser más simple y moderno que en el ballet clásico, destacando la pureza del movimiento.